sábado, diciembre 16, 2006

Recordando historietas: BATUQUE.

¿Quién no conoció algún perrito que se llamara Batuque?
En su época fue el nombre más popular para esos cachorros peludos y juguetones, y hasta definió un tipo determinado de mascotas ( como Lassie define a los collies).
En nuestro país, la historieta de Batuque se publicaba en Billiken, durante los años treintas y cuarentas.

La creadora de las aventuras de Batuque fue Frances Edwina Dumm (Ohio, 1893; Manhattan, 1990); firmaba con su segundo nombre: Edwina.
En USA, el nombre original del perrito era Tippie, y el pibe Gorrita era Cap Stubby.
Edwina ganó, en 1978, el Gold Key Award, de la National Cartoonist Society, de USA.
La historieta de Batuque (o Tippie) duró desde 1918 hasta 1966, año en que Edwina (la primera mujer cartoonista) se retiró y se dedicó a la pintura de acuarelas y la fotografía.
La foto muestra a Edwina junto a su mascota (seguramente modelo para Tippie) llamada Lillie Jean.

jueves, diciembre 14, 2006

Chiquirritipis: quinta selección.




Hoy les tocó a los abuelos. Y una yapa por el fin de año.

Para leer y releer: Chesterton.

Gilbert Keith Chesterton nació en Londres en 1874, y falleció en 1936. Escribió novelas, relatos cortos, ensayos, críticas y artículos periodísticos.


Los relatos de Chesterton se presentan bajo un aspecto de novelas policiales, y son mucho más que eso.
Hay originalidad, ingenio y paradoja. Todo lo
que sucede es diferente a lo que parece en
primera instancia y, muchas veces, en segunda...
Asimismo, en una mezcla de acción y metafísica, con contrastes súbitos y contraposición de ideas, las definiciones y comentarios irónicos provocan la reflexión del lector; se sostiene un diálogo con un malabarista de ideas; es como leer a dos voces, y las dos tienen razón.
Hay mucho de circo, de saltimbanquis, de carrera funambulesca en la acción y también en los pensamientos; las soluciones de los enigmas policíacos hacen piruetas metafísicas y las frases adquieren un simbolismo moral. El lenguaje es esencialmente visual y las palabras suscitan imágenes.

Novelas recomendadas: El hombre que fue jueves, El hombre que sabía demasiado, Los árboles del orgullo, Las paradojas de míster Pond, Los enigmas del padre Brown.

viernes, noviembre 24, 2006

Recordando historietas: Casey Ruggles

Casey Ruggles es el protagonista de esta historieta del Far West: un ex sargento del ejército en California, en época de la fiebre del oro: 1848. Un perfecto héroe de aventuras.
Es, quizá, el western mejor argumentado que he leído. La intervención de personajes reales -como el explorador Kit Carson, el bucanero Jean Lafitte, el rebelde Joaquín Murietta, la empresa Wells & Fargo- se engarza con la excelente caracterización de los ficticios, como Lili Lafitte, hija del pirata; el pequeño piel roja Kit Fox; Chris, la prometida de Casey; el insignificante dictador de Tilly Vally, Roger Jolly; el capitán Beauregard, pretendiente de Chris; el canalla marino, capitán Stevenson, y Mr. Pickett, el empresario. Cada personaje es un carácter diferente: el padre Pablo, franciscano protector de Joaquín Murietta; el traicionero Bartolo, el salteador; Dred Hanks, perseguidor de Murietta. Sin olvidar a los personajes femeninos: madame Ah Toy, la traficante de esclavos; la Bella de Plata; la socia de Casey, Patricia Clay, y la celosa e ilusa Cyd Carter; Lili Lafitte es un personaje inolvidable, y Chris Hassenfer tiene importancia clave en la trama. Hasta hay un personaje solitario, inspirado por leyendas: el mítico gigante de las nieves.

El dibujo de Warren Tufts es de alta calidad y mantiene el trazo prolijo y la personalidad elegante que aprendiera de su maestro Alex Raymond (Rip Kirby, Flash Gordon).
Esta es la segunda página de la presentación y ya Casey se sumerge en la acción que lo acompañará a lo largo de todas sus aventuras.
La plancha de abajo presenta al pequeño Kit Fox enfrentándose al capitán Beauregard, para vengar a su amigo Casey. Toda la historia tiene un intenso sentido dramático, producido por los dilemas morales y los principios éticos de los personajes, chocando con las pasiones y los intereses.

Warren Tufts realizó esta historieta desde 1949 hasta 1954. En Argentina se publicó en las revistas Pif Paf y El Tony, y en algunos diarios. En USA hay a la venta reediciones en forma de cómics.

Chiquirritipis: cuarta selección.




Pibes anacrónicos, prácticos y gastronómicos.

Para leer y releer: Boris Vian.

El primer libro de Boris Vian que leí fue El Otoño en Pekín, hace más de treinta y cinco años, y me deslumbró, entonces quise leer todos los que encontrara.

Hay en Boris Vian un placer por el uso del lenguaje en función de una fantasía torrencial; una actividad literal de las frases; los nombres de los personajes son casi como sonidos musicales humorísticos, y el humor es alucinante y frenético, con un sarcasmo irreverente.
Inundado por una sensación de inestabilidad permanente en todo, actitudes, situaciones y ambientes, cada elemento está sujeto a continuos cambios oníricos.
Pero en los relatos se percibe una ternura melancólica y un tono pudorosamente poético, entrelazados coherentemente con una apariencia surrealista.
Para visualizarlo, diría que tiene la imaginería de un Chagall citadino, con la ingenuidad de Miró y la feroz y amenazante inocencia de las selvas del aduanero Rousseau.

Boris Paul Vian nació en París, el 10 de marzo de 1920, y falleció el 23 de junio de 1959, mientras comenzaba a ver la proyección de una película basada en una de sus novelas. Fue ingeniero metalúrgico, trompetista de jazz, cantante de cabaret, ocasional actor de cine, traductor de inglés, guionista de películas, dramaturgo y sátrapa del Instituto de Patafísica, además. por supuesto, de escritor de cuentos y novelas.
Sus principales obras son: El Otoño en Pekín (1947), La espuma de los días (1946), La hierba roja (1950), El Arrancacorazones (1950), Vercoquin y el pláncton (1946), el libro de cuentos Las hormigas (1949) , y la pieza teatral Los constructores del imperio (1959).
(La tapa de Blues for a black cat corresponde a la versión en inglés de Las hormigas, y es en realidad el título de uno de los cuentos que contiene).


domingo, noviembre 12, 2006

Recordando historietas: Ocalito y Tumbita.

Vidal Davila fue el creador de Ocalito y Tumbita, que comenzó a publicarse en Billiken en 1943. Muchos años más tarde pasó a publicarse en la revista Anteojito.

Esta página corresponde a la última etapa de la historieta: el estilo de dibujo es anguloso y vertiginoso. Se publicó en la revista Anteojito.

Esta página, publicada en Billiken, conserva las formas y líneas curvas, pero la dinámica está en su plenitud. Simultánea a la historia principal, transcurría otra protagonizada por ratoncitos, como un mundo paralelo y autónomo.

Y esta plancha reapareció en el libro del 60° Aniversario de Billiken. Supongo que, originalmente, data de 1943.
Hay en Ocalito y Tumbita un humor a veces absurdo, a veces ingenioso, a veces ingenuo, y en su concepción fue toda una innovación para esa época de la historieta argentina.

Chiquirritipis: tercera selección.

Niños domésticos y exóticos haciendo de las suyas.



Entre travesura y travesura, los chiquirritipis pueden llegar lejos. Hasta la próxima.

Para leer y releer: Jack London.



Cuentos del Mar y otras historias, por Jack London, quien nació en San Francisco, California, en 1876 y falleció el 24 de noviembre de 1916.
Todos los relatos de Jack London tienen una esencia vigorosa que, a través del ingenio, la anécdota, la descripción concisa, a veces una ironía dura, a veces un fatalismo implacable, contienen un impulso vital como las mismas fuerzas de la naturaleza y la sobrevivencia.
Corre a lo largo de los relatos una filosofía vital atractivamente vigorosa. Su estilo directo y efectivo, poco o nada retórico, presenta situaciones límite, aventuras dramáticas e intrigas bien estructuradas, y personajes sólidos tallados por sus creencias y contradicciones.

Mis cuentos favoritos son: El filón de oro (All Gold Canyon), Amor a la vida (Love of Life), El Burlado o Cara Perdida (Lost Face), La sombra y el relámpago (The Shadow and the Flash).

sábado, octubre 21, 2006

Recordando historietas : ... Jastinapur!



¡A la conquista de Jastinapur! se publicó en la revista Patoruzito desde 1945 hasta 1948.
Fue una epopeya de aventuras inspiradas en leyendas hindúes. Escrita por Leonardo André Wadel, maestro de argumentistas de nuestro país, con un lenguaje ceremonioso y deliberadamente anticuado, se complementaba con las ilustraciones del dibujante uruguayo Emilio Cortinas, para desarrollar un relato muy atractivo e ingenioso.

El protagonista era el príncipe Asoka, al que acompañaba, en la primera parte, su hermano, el hercúleo Kairaba, y en la segunda, su compañero era el pícaro y fiel Carasmil.
Las aventuras se sucedían continuamente, en medio de complots, combates con los mogoles, trampas, artimañas ingeniosas, cazadores de esclavos, bandas de salteadores, piratas, domadores de osos, arduos romances.
De muestra, los títulos de algunos capítulos : "La aventura del tesoro del avaro"; "La hija del domador de osos"; "Asoka y el hombre-tigre"; "La aventura de los vedas y el cebo humano"; "El rapto del hijo del gran señor"; "Reaparición de un monstruo"; "La treta del escarabajo", y "La perla negra y el chino Ah-Moy".
Y toda una legión de personajes, buenos y malvados: Artabán, el brujo de las cobras; la reina Indri y la rebelde amazona Ayodja; el impresionante Viasa, Cara de Marfil, el hombre de la venganza, y tantos otros...

Después de tantos años, sigue siendo una de mis historietas favoritas de todos los tiempos; lamento no tener más que unas 40 ó 50 páginas, sobre un total estimado en 150 ó 200...
¿No habrá alguien que recupere y digitalice todas las planchas, para reeditarla? ¡Ojalá!

Chiquirritipis: Segunda selección.




Esta vez se presentan niñas, planetícolas y abuelas.

viernes, octubre 20, 2006

Para leer y releer: Rider Haggard.

"Las minas del rey Salomón", de Henry Rider Haggard. Nació en Wood Farm, Norfolk, Inglaterra, el 22 de junio de 1856; falleció en Londres, el 14 de mayo de 1925. Autor de más de 70 libros: novelas, relatos, crónicas, históricos, de viajes y autobiográficos.





"Rider Haggard, tal vez el más grande de todos los que nos fascinaron cuando fuimos jóvenes... Imprimió en nuestras mentes imágenes que (tantos) años no han sido capaces de desgastar". (Graham Greene).
"Las minas del rey Salomón es una obra maestra del género, porque equilibra sabiamente el humor y el drama, el misterio de lo desconocido y la experiencia física del peligro, el riesgo de las fieras selváticas y las asechanzas de una naturaleza grandiosa". (Juan A. Mahieu).

Mi primer encuentro con esta obra de Haggard fue hace más de 50 años, en las páginas de la revista Patoruzito, a través de una adaptación de Leonardo André Wadel y los dibujos insuperables del maestro José Luis Salinas. Aún conservo estas páginas.
En los años '80 me reencontré con esta novela, con esta buena edición, cuya tapa ilustra esta nota.

Estos retratos de los tres héroes de La minas del rey Salomón fueron hechos c. 1985, por el mero placer de vivificar a los personajes.


viernes, octubre 13, 2006

Recordando historietas. Pelopincho y Cachirula.


Esta es una historieta memorable, una verdadera favorita de los pibes en los años '40 y 50'.
Los dos chicos protagonistas vivían en un mundo cotidiano, real; las calles eran las de un barrio común, las casas eran las del vecindario; los problemas, los normales, pero las soluciones resultaban siempre ingeniosas y fantásticas.
Se desarrollaban
aventuras surrealistas, con un dibujo simpático y con personalidad. ¿Quién no recuerda el enorme moño rojo en el pelo de Cachirula, y el suéter rayado de Pelopincho?
La historieta la realizaba Fola, cuyo nombre real era Geoffrey Foladori y había nacido en Inglaterra en 1908, de padres uruguayos. Cuando él tenía 11 años, toda la familia volvió a Uruguay y Fola permaneció allí hasta su fallecimiento a los 90 años, en 1998.
"Pelopincho y Cachirula" habitó en la revista Billiken durante casi 20 años.
Esta página que comparto, se publicó en Billiken en junio de 1955.

miércoles, octubre 04, 2006

Chiquirritipis: presentación.


Chiquirritipis era un cartoon que se publicó en el suplemento infantil dominical La Galera, desde 1979 hasta 1984, en La Plata y Avellaneda.
Su tema general: las travesuras infantiles, con intervención, además de los pibes, de sus familiares, sus mascotas, bichos raros, planetícolas y hasta angelitos.
Con aprobación del autor, vamos a ir presentando periódicamente una selección de estos cartoons.

martes, octubre 03, 2006

Para leer y releer: Saki


"Cuentos" de Saki (Héctor Hugh Munro).

"Las fábulas espetadas a boca de jarro eran su especialidad" (HHM).

Ingeniosamente perversos, los cuentos de Saki son fascinantes. Con un tono moderado van desarrollando tragedias, venganzas, bromas crueles; siniestras maquinaciones; como si un telón con un paisaje calmo fuera mostrando, de a poco, un trasluz de sombras amenazantes agitándose con violencia.
Todos se desarrollan en Inglaterra, alrededor del 1900, y sus personajes son gatos extraordinarios, pibes despiadadamente justicieros, dandys cínicos, tías represivas, reuniones banales y costumbres odiosas.
Sus héroes no son idealmente angelicales, ni inocentones, ni víctimas sumisas; son vindicativos, rebeldes, libertarios, hasta crueles; pero nos ponemos de su parte y, cuando no los aplaudimos, les concedemos la razón.
Mi cuento favorito es El castigo. El más conocido es Sredni Vashtar; pero no menos valor tienen Tobermory, Esmé, o El cuarto de la leña y El narrador de cuentos.
No conozco una edición de todos los cuentos en castellano; sé que existe en inglés. Ojalá alguien tome pronto la iniciativa y los traduzca en su totalidad; ya estoy esperando por mi ejemplar.

sábado, septiembre 23, 2006

Los seres imaginarios. 2: La abubilla.


El tipo no tenía sueño esta noche, se quedó levantado haciendo sombras chinescas, mientras la música de Bach serpenteaba, se desenrollaba, ondulaba y se ramificaba en filigranas...
La habitación se había enfriado bastante, así que por la mañana apagó la linterna y se preparó café; luego, cómodo en su sillón, se adormeció. Entonces lo despertó algo imprevisto, algunos pasos, algún resplandor, alguna presencia.
Súbitamente, la sombra chinesca del carbonero entraba por la puerta, con un brazo alzado y sosteniendo un relámpago en su mano.
Receloso, el tipo se levantó con su barba erizada, y avizoró la silueta.
- ¿Qué pasa? ¿Qué es eso?
- Es una upupa. Traigo una upupa- anunció el carbonero, adelantando un poco su mano refulgente en la penumbra.
El tipo pensó instintivamente en una enfermedad medieval, una peste letal, alguna calamidad amenazante y primigenia.
- Es... ¿Es muy malo eso?- balbució.
- No. Para nada. ¡Si es sólo un pájaro! Una upupa- respondió el carbonero.
El tipo se sintió confuso, pero aliviado: el carbonero siempre tenía sus ideas claras.
- ¿Y qué clase de pájaro es ése?
- Honorable anciano, cualquiera sabe que upupa epops es el nombre científico de la abubilla- el carbonero se acercó un paso más.
- Ajá. Claro: una abubilla...- musitó el tipo, mirando al otro y su ave como si viera al mismísimo Capitán Silver y su loro.
- Son aves que no se ven por aquí; provienen del mar Mediterráneo: de las Islas Baleares, del sur de Iberia, del norte de Africa. El cambio de estación las hace emigrar...
- ¿Vienen de tan lejos?- el tipo no quitaba sus ojos asombrados de la abubilla; ahora divisaba las franjas blancas y negras en las alas y la cola.
- Podríamos suponer que sí. En realidad la encontré en un árbol del jardín; parecía perdida, desprotegida, como esperando algo.
El tipo se aproximó a una ventana cerrada. La sonrisa del carbonero lucía como un destello de luna. La abubilla, inquietada, desplegó su copete albinegro, infló su pecho color arcilla rojiza y cantó:
- ¡Up up up!
Asombrado, sonriendo, el tipo abrió la ventana y, luminosa, entró la primavera.

Para leer y releer.

Hay libros que duran sólo el tiempo de lectura, como fuegos artificiales, y luego se olvidan sin dejar más huella que el agrado de entretenernos; y está bien, ésa es su función y es bastante.
Hay libros que da tanto gusto leer que uno lamenta que se terminen, y éstos son los que incitan a buscar más obras del mismo autor.
Otros están tan repletos de ideas y sentimientos que siempre se vuelve a ellos: se los hojea, se lee una página o un par de frases, o un poema, o un capítulo; y producen una sensación reconfortante como una voz amistosa.
Y hay algunos que abren la puerta a otros mundos, que muestran de diferente manera todas las cosas, que son activadores de la imaginación.
A estos libros les dedicaremos este lugar.

viernes, septiembre 22, 2006

Recordando Historietas

Revisando venerables reliquias, encontré unas páginas de una historieta que siempre me divirtió, "¡Qué familia!", se llamaba. Tiene una sátira de costumbres exacerbada, pero presentada con simpatía (¿o empatía?). El dibujo es gracioso, dinámico y bien hecho.
Se publicaba, en nuestro país, en El Libro de la Historieta, que era un suplemento de la revista Pif Paf, alrededor de los años cincuenta.
Nunca supe el nombre de su autor, a quien supongo norteamericano. Todavía hoy me interesaría averiguarlo.
De muestra, aquí va una página (la mejor impresa de las que tengo).

domingo, septiembre 17, 2006

Los seres imaginarios. 1: El frío.


Este invierno, el tipo tenía un frío de novela. Se ponía un abrigo encima de otro -chalecos, pulóveres, bufandas, gabanes, gorras-, pero seguía teniendo frío. Parecía que las estufas no eran suficientemente cálidas.
-Noble anciano, debe usted conseguirse una salamandra- le dijo el carbonero, su amigo del alma y consejero vitalicio, quizá no con estas palabras exactamente. Pero era muy complicado ese asunto de la leña, el tiraje y todo lo demás; suspiró y dejó la idea de lado.
Una noche, encontró un antiguo dibujo: un caballero y un dragón. Le gustó; miró los colores, el trazo de la pluma, la composición, y de pronto... ¡Eureka! ¡El dragón!
-No es una salamandra lo que necesito. ¡Tengo un dragón!- exclamó maravillado.
Así que tomó el dragón del antiguo dibujo y le dio un vasito de oporto para estimular su energía.
El pequeño dragón se alzó en dos patas, abrió la boca, emitió un ruido dulzón ¡y lanzó una llamarada! Cálida, roja, anaranjada, fulgurante, amistosa. El tipo acercó sus manos, se las frotó, se quitó los guantes y sonrió.
Se sentó ante su mesa, tomó un lápiz y comenzó a dibujar. A su lado, el dragón sonreía llameante.

domingo, agosto 13, 2006

Peripecias de Chiquirritipis

Comentarios, preferencias y opiniones: recuerdos, nostalgias y memorias. Dibujos, historietas e ilustraciones.